La fuerza del pecado

| miércoles, octubre 20, 2010 | 12 comentarios |
Sonrio, y a la mente se me viene el recuerdo que soy un pobre vagabundo cuando pienso en ti, que tus pupilas se dilatan, que mis recuerdos se hacen trizas, cuando aprovecho voy de prisa, a acudir ante tu adios. Que si me pongo a explicarme lo que siento, en ti paso la noche, es que contigo o sin ti siento ser un mediocre, y aun asi mis penas gritan que te sigo amando, y aunque eso implique dejar lo que ha sido mi vida, el celibato, estoy dispuesto hacerlo, que si se subleva el poder popular del barrio, que si gano lo que ahora son amigos como enemigos, que mas me da, si ha sido por ti, pero hoy se que valio la pena, dejo su vida en ello, y le agradezco arriesgarse conmigo. Que el blanco que habria empañado nuestra felicidad, hoy se convierte en rojo en un instante, rojo de sangre, de negro de muerte, rojo como prueba del elixir de nuestro pecado existente, y hoy que ya no puedo verte, ni tenerte en mis brazos, juro y doy gracias a lo que nos unio, la fuerza del pecado.