Crónicas de un sábado en la noche, cuando nos besamos y una cosa llevó a la otra.
Las arrugas del polièster
brincan, saltan en la cama
se hunden por las horas
acarician la hermandad.
El agua se ha secado
miro a las arrugas enojadas,
estériles,
de un rincón a otro
extrañarse en éxtasis.